El Silencio Entre Millas

Carretera solitaria al amanecer bajo un cielo crepuscular, símbolo de libertad, silencio y descubrimiento.

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El Silencio Entre Millas

Algunos comienzos no se anuncian; retumban vivos bajo tus pies.

En febrero del 2024, me subí a una Harley‑Davidson Fat Boy 2002, una máquina tan perfectamente conservada que se sentía menos como una compra y más como un destino.

El cromo brillaba, el asiento encajaba como si hubiera estado esperándome, y cuando el motor 88ci rugió, supe que era el inicio de algo más grande que yo.

Para mayo, la curiosidad me llevó a Orlando Harley‑Davidson South. Entré con preguntas y salí con una Fat Boy 114 del 2024, y con una verdad que no podía negar. No pude dejar ir mi primera Harley. Así que ahí estaba: un hombre con dos Harleys en tres meses, cada una un capítulo esperando ser escrito.

A lo largo de los Estados Unidos, el mapa se convirtió en un lienzo, y las millas se pintaron solas sobre él. El Silencio Entre Millas.

Hay ocasiones raras en que un viaje se convierte en algo más que movimiento.

Cuando el viento corta fuerte, el horizonte se abre inmenso, y te sientes libre, tan completo, como si un ángel te hubiera tocado. Una sensación profunda, indescriptible, que no cabe en palabras, solo en el silencio entre millas.

Comencé el reto de check‑in de Harley en agosto con una ambición modesta: la Llave Dorada en setenta y cinco concesionarios. Pero la carretera tenía otros planes.

Para enero, me sorprendí al encontrarme en tercer lugar, con casi 27,000 millas recorridas y 304 concesionarios visitados. Seis meses de fines de semana, vacaciones robadas, carreteras mojadas por la lluvia y paisajes que aún viven en mi pecho.

El premio nunca fue la placa, el dinero ni siquiera la Llave Dorada. El premio fue el viaje mismo: la libertad, la soledad, la risa de los desconocidos, el silencio de las carreteras largas.

Y nunca estuve realmente solo.

En cada parada llamaba a mi esposa; mi gestora de logística invisible, trazando rutas, reservando habitaciones, despejando el camino por delante. Con mis hijos manteníamos un hilo constante: cada foto de check‑in que enviaba, ellos me animaban, dándome fuerza cuando las millas se volvían pesadas. Yo estaba en la carretera, pero el cerebro estaba en casa, guiándome hacia adelante.

Para enero de 2025, ambas Fat Boys se habían ido, y obtuve la nueva Fat Boy 117 del 2025, mi caballo para el camino que viene.

Las millas de la competencia pertenecieron a la 88 y a la 114, pero la memoria nos pertenece a nosotros. Casi 27,000 millas en menos de seis meses, llevadas no solo por acero y combustible, sino por la fuerza silenciosa de una familia que cabalgó conmigo en espíritu.

Ahora intentaré hacer justicia a esas millas, a la memoria de la carretera que me dio más de lo que jamás esperé.

Este es el comienzo de ese intento; una serie de historias nacidas de la aventura Harley 2024, donde la carretera se abrió, y nosotros respondimos.

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SoulDraftLife por Francisco Gallardo – 28 de septiembre de 2025

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